Constante cansancio,
mirada perdida,
tristeza profunda.
Un rabo que no para de moverse,
es como si tu cuerpo y tus ojos no
dijeran lo mismo.
Eso pensaba antes,
hasta que comprendí
que tus ojos dicen: me separaron de mis
padres
y me trajeron a un lugar que no
conozco,
pero ¿qué más da? Si fui recibida con
amor incondicional.
(...)
(...)
“Los perros van afuera” solía
decir mamá,
pero Páprika nunca fue una perra
siempre fue la hermana que nunca me
pudieron dar
y la que más esperé.
Hoy 11 años después, tenemos que, casi
por primera vez,
pisar el veterinario
para escuchar la noticia que a nadie le
debe gustar dar...
no es fulminante, ni determinante es
un:
este perro ha vivido más de lo que se
vive normalmente.
Te miro
y estás ahí otra vez
con la mirada triste pero la sonrisa
de: le gané a todos los tumores y las parálisis.
De: me cago soberanamente en las
estadísticas,
los de mi raza viven 8 años y yo ya llevo
11 a cuestas.
Páprika,
condimento picante. Condimento de amor.