10.2.13

Paprika


Constante cansancio,
mirada perdida,
tristeza profunda.
Un rabo que no para de moverse,
es como si tu cuerpo y tus ojos no dijeran lo mismo.
Eso pensaba antes,
hasta que comprendí
que tus ojos dicen: me separaron de mis padres
y me trajeron a un lugar que no conozco,
pero ¿qué más da? Si fui recibida con amor incondicional.

(...)

“Los perros van afuera” solía decir mamá,
pero Páprika nunca fue una perra
siempre fue la hermana que nunca me pudieron dar
y la que más esperé.
Hoy 11 años después, tenemos que, casi por primera vez,
pisar el veterinario
para escuchar la noticia que a nadie le debe gustar dar...
no es fulminante, ni determinante es un:
este perro ha vivido más de lo que se vive normalmente.
Te miro
y estás ahí otra vez
con la mirada triste pero la sonrisa de: le gané a todos los tumores y las parálisis.
De: me cago soberanamente en las estadísticas,
los de mi raza viven 8 años y yo ya llevo 11 a cuestas.
Páprika,
condimento picante. Condimento de amor.