4.9.13

Hablemos

Hablemos,
que al fin y al cabo de eso estamos hechos: de un sinfín de palabras que fuimos acumulando a lo largo de nuestra vida
¿te acordás de tu primera palabra?
Mis viejos me contaron que mi primer vocablo era algo inexistente, cuando ellos esperaban un “mamá”, “papá”, “algorreal” yo los ví y les dije: piticó. Según mamá lo dije porque soy poeta de primera hora pero la verdad es que soy mañosa. Los niños tienden a ofuscarse por no poder mencionar las cosas que quieren yo, en cambio, junté todas las sílabas que encontré y señalando mi pelota rosa con pintitas verdes grité: PITICÓ!
Enzo y Rosario, amantes de Cortázar, supieron, en ese momento, que habían engendrado un monstruo. Atónitos frente a esa primera palabra o a esa primera unión de más de dos sílabas (que sonaban bien) preguntaron: ¿qué querés? Automáticamente respondí: pelota. Yo sabía que era una pelota, pero por mucho tiempo la seguí llamando “piticó”.
Y esto me lleva a una de mis filosofías de vida: no me importa cómo mencionar las cosas
o cómo se mencionan,
no me importa si me dicen palabras que no existen:
me importa que se hable y que se diga, siempre, lo que se siente
y que cada vez que del pecho te empiece a sonar un ritmo
(conocido o no)
tus labios se animen a bailarlo.
Y no tengas miedo,
nunca, de pisar al otro,
ni de tropezar con vos mismo.
No dejes nunca de bailar, porque cuando los labios se van a dormir temprano, mientras tu cuerpo sigue de fiesta, empiezan los problemas. Porque callar está bien,
pero detener esa vibración.
Detener a tu esqueleto cuando se mueve para todos lados,
cortar las tripas cuando te asfixian...
frenar a la avalancha antes de que arrase con todo...
esas cosas no sé si se perdonan.
Entonces,
ahora,
quiero que hablemos y esto va a ser algo entre vos y yo. Nadie más. Esta sala de golpe se vacía y quedamos: yo, con un par de reproches, y vos, que espero tengas bastantes, buenas, excusas.
Hablemos:
sobre el tiempo que derrochas buscando silencios ajenos.
Te veo
y
recuerdo al pibe que en el recreo del colegio saltaba sobre la caja de Baggio, Matías no lo hacía para demostrar que era fuerte (porque él sabía que cualquiera le pateaba el culo)
él
hacía eso para que todos hagan silencio y giren la cabeza hacia su ubicación.
Matías no “cortaba ni pinchaba”, era siempre un grito silencioso.
Hijo de ricos,
el clásico niño que Cris Morena quiere salvar.
Matías no sabía hablar, no se esforzaba por esbozar un “piticó”, apenas si podía abrir la boca para juntar un poquito de aire que lo mantenga vivo.
Matías era el rey del bullying,
simplemente que en los '90 nadie sabía eso...
porque esa palabra esredosmil
y
nosotros
somos de otra época.
Una época donde se jugaba en la vereda y si había algún problema se le ponía el pecho y no mandábamos a nadie a callar, no sin antes plantarnos.
Y a Matías,
como a vos,
siempre le faltó eso:
le faltó levantar la cabeza,ponerelcuerpoyescuchar... escuchar lo que les pasaba dentro. Hizo tanto ruido con sus cajas explosivas que no pudo escuchar ninguna de las guerras internas que estaba viviendo.
Pará un poco,


(pausa)


regalate algo de silencio.
Escuchate,
escuchá eso que suena dentro, eso que hace que tus huesos tiemblen. No es frío: es algo dentro tuyo que quiere decirte algo.


Y ahora te hablo a vos:
no te calles,
nunca dejes de juntar sílabas, por más absurdas que suenen
y
cuando te subas al escenario:
deja que tus labios bailen el ritmo que suena en tu cuerpo. Rompé todos los vidrios del lugar con tu vibración, pero no dejes de que te callen. Que tu Matías,
solitario
y
eterno infante
siga saltando sobre las cajitas de Baggio pero no lo dejes saltar sobre tu cabeza.
Que el único que salte seas vos y hacelo bien alto, intentando sostenerte en el aire para que tus pies nunca más toquen el suelo. Quizás,/así,/algún día,/logres volar.  

31.7.13

Efe

Hoy voy a hablar de amor. No de las cosas que amo, ni de lo bien que se siente querer algo. No del placer que me producen las palabras, ni de cuánto me calma encontrar el verso que explique lo que me pasa. Voy a hablar de algo que tengo tiempo sintiendo pero que todavía sigo sin entender.
Honestamente no sé cómo empezar con todo esto. Iba a decir que es la tercera vez que lo intento, pero la verdad es que perdí la cuenta. Estoy a punto meterme en un terreno que desconozco. Sinceramente nunca navegué estos ríos, esto de remarla no es lo mío. A mí las embarcaciones pequeñas me dan miedo, también la oscuridad y que la cama sea demasiado grande. Y que una noche aparezca un vampiro y me chupe toda la sangre, eso se lo debo al crucifijo que había al final del pasillo en mi casa de pequeña. Los ojos de Jesús brillaban y yo pensaba que era un monstruo. También me da miedo que todo cambie de repente y yo me entere tarde o nunca me entere y me pierda de todo lo bueno que tienen los cambios. 21 años de un constante miedo a las cosas. A que de repente comience a sentirme bien y ya nada me preocupe. Miedo como un modo de supervivencia y bueno, básicamente, mi peor miedo aconteció: me enamoré. Y si te dicen que estar enamorado es lo máximo. No les creas.
Y yo no sé cómo te pasa a vos, pero para mi amar es como tener un Alien a punto de salir del pecho, aunque no esté muy segura. Creo que es algo que te golpea desde adentro exigiendo un poco de oxígeno. Intentando controlar cada célula de tu cuerpo y si crees que cuando estás con otro estás bien y seguro: eso es falso. A mi me gusta que me cuestiones. Que me saques de mis zonas de confort y me expongas. Enamorarse es derribar todas esas seguridades que tenías, es acabar con esas falsas certezas y es saber que siempre vas a estar al borde del abismo.
Es un shock de adrenalina, es segregar químicos que no sabés muy bien qué hacen pero si no los tenés se siente mal y cuando los tenés también. Pero una vez que tu cuerpo comienza a crearlos ya no querés una vida sin ellos. Sí, como la droga.
El amor es un motivo para vivir y vivir es caminar, es avanzar y no estancarse. Es tomar riesgos, es saltar al vacío sin saber si abajo va a haber algo esperándote pero ansiando que te agarren esos brazos y te dejen acurrucarte porque hace frío, porque está oscuro y porque quizás un vampiro venga a atacarte. Amor es que esos brazos no te digan que los vampiros no existen sino que te digan que van a clavarle todas las estacas cuando aparezcan.
Amor es entrega, es confianza. Es despojarse de todo lo propio para vivir en plural. Es ya no poder hablar en “mí” y arrancar a hablar solo en “nosotros”. Y esto no es porque yo esté atada a vos o viceversa porque esto no es un nudo que alguien hizo. Esto es algo que nos excede, estamos atraídos tenemos la libertad de poder irnos cuando querramos pero sabemos que no va a suceder y si llegara a pasar, por decisión o equivocación, siempre vamos a volver. Porque el otro es el mejor lugar para estar y no es algo físico, no hablo de cuerpos tocándose. No hablo de ese hueco que hacen tus brazos donde yo entro perfecto. Federico es mi hogar y hablo de familia. Hablo de ese lazo que no se entiende pero se siente. Como el amor al club o a la vieja, es algo que no manejamos.
Es hacer tan de uno al otro que uno no puede dirimir muy bien donde comienza lo propio y termina lo ajeno. Es una y otra vez acabar con lo propio y lo ajeno.

Amor es que cuando soñé que morías se sentía como si desgarraran una parte de mí. Fue muy real, era como si fueras mi brazo izquierdo o derecho o alguna de mis piernas y se sentía como si me arrancaran eso que eras, en mí o de mí. Y el dolor era como la idea que tengo del desmembramiento pero lo que pasaba era que morías vos, que en realidad sos otro, pero como no podemos diferenciarnos muy bien es complicado entenderlo, y, aparte, estabas lejos (tan lejos que la llamada, para avisarme, pagaba tarifa internacional) pero igualmente se sentía como si me arrancaran una parte de mi cuerpo.

Creo que, ahora sí, entiendo lo del Alien en el pecho.

8.5.13

Kill them all

Los amantes regulares


Hace un tiempo me preguntaron cómo es que puedo amar a algo que me lastima tanto, cómo puedo querer tanto a mi bicicleta si es que siempre termino con las costillas fisuradas, cortes en la cabeza y hombros fuera de lugar. Me preguntaron cómo es que puedo amar algo que lo único que sabe hacer es dejarse derribar sin importar que todos caigan con ella. Difícil tarea es explicar cómo es que soy una amante de la vulnerabilidad... entonces redoblo la apuesta: cómo no amar a algo que, sabés, no te va a abandonar aunque estés cayendo? Que se va a fisurar con vos a todo momento? Que te va a llevar a dónde sea sin importar nada? Siento que gano esa partida y sigo camino como si nada. Haciendo oídos sordos a las opiniones de aquellos que aman las cosas certeras y firmes.
Seguimos viaje. Uno, dos y tres gigantes de acero quedan detrás y nosotras ni nos inmutamos. Decidimos continuar como si nada, sin importar lo que dicen aquellos que tienen más calle que nosotras. Reímos sin cesar frete a la idea de medirse la viriliad por la cantidad de asfalto que desgasta nuestras suelas: nuestros cauchos no se gastan porque la sabiduría del día a día nos enseñó que cada tanto hay que cambiar lo que nos sostiene para que las heridas, que nos hacemos constantemente, no sean profundas.
Aceleramos dejando todo eso detrás, aceleramos como si no existieran las leyes ni limitaciones físicas, ni hablar de las mentales. Nos volvemos un sólo vehículo que se mueve velozmente entre los autos. De repente: rojo.
Rojo como el azul amor de Medem, rojo como ese auto que rompe con la vida de Ana y Oto, rojo como un frío día en la vida de dos amantes del círculo polar. Rojo como la sangre que pronto va a estar cayendo de nuestro cuerpo, sangre que avecinamos, que olemos. Volamos por el aire y caemos al suelo, es un segundo no más. Solo basta con ese momento para que me de cuenta que toda mi vida he amado la vulnerabilidad, toda mi vida por ese momento de sentirme blanda como un flancito, por ese momento de placer en el que me rompo en mil pedazos tras la entrega absoluta. No disfruto tanto la alegría de las cosas que amo como el acabamiento de ese amor. Pienso en Galeano y en mi mente resuena su voz diciendo: Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pienso en todas las veces que pedí un último abrazo, que dí un último abrazo para que se muera (con eso que estaba terminando) una pedazo de mi, pienso en todas las veces que me pegué a las cosas que estaba dejando.
Pienso en ese momento, en ese preciso instante que mientras iba cayendo me agarraba más y más fuerte del manubrio y que ahora para poder levantarme voy a tener que despegarme de vos. Intento zafarme, hay rojo por todos lados vos tenés mi sangre yo tengo pedazos de tu pintura. Somos como las hormigas, para morir nos abrazamos. Somos negras, persistentes y amantes de la vulnerabilidad.


Cereal Killer


Soñé que mamá era una asesina serial y que yo me enteraba gracias a un amigo. Él iba a casa por primera vez y me decía: ¿esa puerta a dónde va? En mi vida había visto que en ese rincón de mi casa, al lado de mi espacio preferido, existía una puerta que llevaba al lugar donde mamá mutilaba y enterraba a sus víctimas.
Hoy saliendo del subte vi como una mujer se posaba 5 segundos frente a una virgencita, se persignaba y seguía su viaje. Un niño se quedaba mirando, obnubilado, los juguetes de la vidriera por un segundo y corría hasta su padre. Una pequeña corría hasta el puesto de flores y se detenía frente a las más coloridas y luego iba caminando hasta tu madre, que estaba parada frente a la vidriera de la librería. Ambas seguían camino.
Todos se detienen frente a eso que les gusta, los atrae y, entonces, me pongo a pensar cuándo fue la última vez que dejé de apretar el acelerador. Recorro caminos molestos de la mente para darme cuenta que el único momento en el que me detengo es este en el que escribo. Como si dibujando palabras recuperara todas las cosas que paso por alto. Como si en esa niña y en esas flores estuviera yo, pero más pequeña, con mi fanatismo por leer el diccionario. Como si saber cómo denominar las cosas me hiciera conocerlas más, cuando bien sé que las cosas se conocen observándolas. Siendo uno con ellas. Mientras, persisto en la tarea inútil de aprender significados, declinaciones y la mar en coche.
Recapacito y nisiquiera me detengo en este momento porque lo escribo apurada mientras hago tiempo para ir a la facultad, para luego salir y tener que entrar al gimnasio y cuando llego a casa debo ordenar el desorden que los felinos, cual hijos de adolescentes, dejaron.
¡Hasta rutina de escritura tengo! Una rutina de palabras entrelazadas para endulzar los oídos de aquellos que escuchan, una rutina para endulzarlos a todos ustedes que ansiosos esperan eso que tanto le gusta: resignar segundos de su vida para que otro les cuente una historia.
No se detengan en este momento, no se detengan frente a alguien que solo hace esto para escuchar sus chasquidos... porque ahí todos los poetas frenamos y nos regalamos ese instante en el que sus dedos chocan porque nosotros endulzamos sus oídos pero ustedes nos endulzan el ego con ese chac chac que se oye a lo lejos. Por favor, no me regalen ese momento de gloria porque lo único que fomentan es que siga viviendo esta vida al palo... por favor, haganmé sentir vulnerable, obliguenmé a frenar un toque, un poquito, no más, para que yo pueda pensar qué estoy haciendo mal. Para que jugar con palabras no sea un simple deber para sentirme importante, para volver a hacer de esto un trabajo de hormiga, para que escribir no sea dibujar letras al azar que no tienen sentido pero suenan bien.
Sinceramente les pido, estimulenmé con el silencio solemne. Ese silencio que hace tu novio cuando le cocinás por primera vez y sabe que la comida es horrible pero no te lo va a decir, simplemente te va a sonreir y decirte: gracias por cocinar, no es necesario que se repita. Silencio de padres frente a un dibujo de los hijos, emocionante seguro pero espantoso también.
Quiero un silencio que me obligue a detenerme y buscar qué mirar, prometo observar hacia todos lados hasta encontrar algo que me haga volver a arrancar.

26.4.13

Riachuelo


Hace una semana que solo tengo pesadillas, aparentemente mi insconciente está enojado con mi consciente y toma cartas en el asunto en el único momento que puede. El muy hijo de puta, toma venganza en el único momento en el cual yo puedo hacer algo que me gusta.
Lunes: Lautaro me llama para decirme que Asuka ahora quiere vivir con él, que ella esta vez se enojó de verdad y que no piensa volver ¿Cómo puede ser que mi hija se vaya a vivir con una persona que lo único que sabe hacer es malcriarla y no preocuparse por si el dulce de leche que tanto le gusta le hace bien o mal?
Martes: Maggie se vuelve una niña barbie, María Magdalena: la joven prostituta de la internet, ¡la niña perfecta! Es ahora un producto de esos que genera la TV, es una niña que lo único que le importa es tener lo último de lo último.
Miércoles: mamá me llama para decirme que ahora contrató a alguien mejor que yo y que me quedo sin trabajo de hija. María del Rosario me llama y me dice que yo, su única hija, ya no soy la preferida... pero mami, si soy la única... “lamentablemente” responde con su voz de: sé que siempre hago bromas y a vos no te gustan pero esta vez es de verdad.
Jueves: Juan corre y corre sin parar, todos le gritamos el gira la cabeza y en su cara se ve nostalgia, se ve miedo, se ven todas esas cosas que nadie quisiera ver. En su cara veo todas mis frustraciones... Juan corre y se lleva todo lo que nos pertenece.
Viernes: Victoria me llama para decirme que la mejor decisión que tomamos fue mudarnos a puntas equidistantes del país, porque nuestra hermandad inventada, nuestra amistad forjada con sonrisas y palabras graciosas hace tiempo no daba para más.
Sábado: soy algo que la gente esquiva por la calle. Me miran y me dicen: correte, nos hacés mal a la visual. Me miro al espejo y soy lo que más me molesta: un amarillo chirriante que te hace doler partes de la cara que no sabés cómo se llaman ¿Viste ese lugar que queda como detrás de la mandíbula? Ese que duele cuando comés una aceituna: te duele ahí cuando me ves y también te duele más allá de los ojos, como si mi imagen se clavara más allá de lo que podés ver. Como si te doliera un recuerdo pasado.
Domingo: Dios está enojado conmigo, me dijo que está harto de que lo niegue, de que esquive su nombre, de que esquive el tema. Agarra mi vida, la pone en una bolsa ziplock y la tira al riachuelo. Me mira burlón y enuncia: existo porque puedo sacarte lo que previamente te di.
Entonces pienso la cantidad de veces que alguien me sacó la vida y comprendo el sentido de “un ser omnipresente”, Dios estuvo ahí cuando papá murió, cuando Fefe se cayó del balcón, cuando Martán se desnucó, cuando Eze se suicido ¡Yo misma fui Dios! Y ahora yo o él o todos me están sacando eso que es tan mío y tan de nadie porque... a quién le pertenece esto que me fue dado porque sí, porque mamá y papá decidieron tener una buena noche. A quién le pertenezco yo. A mi inconsciente, de seguro, que de tan enojado que está puede quitarme mi felicidad, mi vida. Yo soy un animal nocturno, que adora el sueño y este hijo de remil putas lo metió en una bolza ziplock y lo tiró al riachuelo, habiendo tanto río por ahí eligió tirar mi vida al mismísimo lugar de la muerte.
Cuando sientas que no hay peor cosa que una pesadilla recordá que siempre podés despertarte en ella y comprender todos esos lugares turbios, como el riachuelo, que recorre tu cabeza ¿Qué problema tan grave tenés como para que sientas que Dios está enojado con vos y en cualquier momento te va a sacar todo eso que es tan tuyo como de nadie? ¿Qué hiciste para convertirte en ese color que tanto odias? ¿Cuántas veces lastimaste a tu gato y vos solo pensás que se va porque no le das dulce de leche? ¿Sos la mejor hija o simplemente sos una jodidademierrrda? ¿Qué tan jodida podés ser que comprendes al ser de la vida desde el mismísimo acabamiento?

2.4.13

.


Somos tan siglo 21
que una hoja en blanco nos pone mal,
que no sabemos cómo funciona una lapicera.
Si no tiene teclas, no inspira!
(…)
Tan siglo 21 que nacimos
cuando la gente comenzaba
a irse a Miami bitch y
todos esos lugares a los que no fuimos.
No fuimos nunca porque siempre
estuvimos en la misma clase media
(mediomediocre)
La que inventó Perón y destruyó
la devaluación.
2012? Yo? Lumpen!
(…)
Yo nací con esa radiación
de la que vos hoy me hablas,
yo nací con la tecnología enfermándonos/
separándonos/
alienándonos
Tienes un e-mail!
Qué vuelvan los '90!
Cine berreta, similar al de bajo presupuesto,
pero hecho con muchísimo dinero.
Qué viva el derroche!
Pizza y champaña!
Qué vuelvan los '90!
dibujos lisérgicos que,
debieran haber estado prohibidos,
pero, para suerte nuestra,
pudimos verlos todos
y hoy ser
una manga de drogadíctos.
(…)
Ideologías ¿para qué?
Yo soy de los '90!
No tengo tiempo para eso,
mira si se me muere mi cyber mascota.
Yo tengo un panda,
vos qué tenés en tu
dinkiedino?
(…)

Ustedes nos inventaron
este mundo de bytes, píxeles
y plaquetas para que nada nos pase,
ustedes nos aislaron de la realidad.
Ahora nosotros nos aislamos de ustedes.
No se quejen si ya no contestamos,
no se quejen si lo hacemos de manera imprudente...
nos dieron libertinaje, una libertad mal entendida...
(NEOLIBERALISMO!)
Nos dieron un papel que decía: usted si tiene los medios puede hacer lo que desee
se olvidaron de avisarnos que
no debemos hacerlo a costa de otros...
se olvidaron de avisarnos
que todos juegan esa regla...
se olvidaron...

(…)

Ustedes nos ven disintos,
pero somos la misma decadencia...
lo último de lo último.
Un ritmo que ya nadie baila,
un libro que ya nadie lee,
un chicle sobrevaluado,
juguetes analógicos
con los que ya nadie juega.

(…)

No se alarmen,
estamos cómodos acá.

24.3.13

Enzo


Cuando pequeña papá me levantaba todas las mañanas a las 5,
Enzo me levantaba dos horas antes
porque daba tantas vueltas para desayunar que sino
terminaba llegando tarde.
Recuerdo que mi vida entera era su café con leche
para el desayuno, mi vida entera era ese momento privado
que teníamos nosotros entre lagañas y charlas...
pero el preparaba muy caliente ese momento
y yo no tomo cosas calientes.
No tomo nada que me lastime la boca
que debo usar para poder regalarte los versos que me salen
cada vez que te pienso viendo Cha Cha Cha y riendo a carcajadas, sin importar que
eran las dos de la mañana y todas las luces del barrio estaban apagadas.
En ese entonces tampoco tomaba nada que me lastime,
que me rompa en pedazos
como yo rompía las tazas porque estaba dormida
y no lo notaba.
El humo espeso me daba sueño,
entonces papá ponía un cubito de hielo en el café
para que se acelere el proceso y yo no demore tanto,
mientras untaba las tostadas con la mermelada casera de mamá,
una madre que dormía hasta las 8 todos los días
y la cual recibía su desayuno en la cama.
El pobre hombre era un mártir,
ese historiador sacroanarquista que me enseñó los números romanos antes que las letras,
que me contaba hechos históricos como cuentos para dormir
ese tipo que odiaba las monarquías, había inventado su propio reinado.
Donde él era un simple vasallo, sirviéndole a sus dos reinas.
Para nosotros no era el rey, porque “rey hay uno solo y está en el cielo”
decía mamá siempre, para nosotros ese hombre era
un café con leche pasando de taza en taza para que nuestras bocas no se lastimen,
mamá tampoco toma cosas calientes.
Hoy con mamá nos levantamos a cualquier hora,
yo ya no tomo café, ni caliente ni frío. Una chocolatada helada
que me cale los huesos como me caló los huesos la noticia
de que ya no nos íbamos a levantar a las 5.
Rosario toma café amargo, como el sabor de las horas que le quedan en el día.
Igual ya no nos preocupa tanto, porque...
la mermelada sigue estando sobre la mesa
y rey hay uno solo y está en el cielo.

6.3.13

Neverland


Yo tenía la certeza de que Neverland era el paraíso
y que por eso si hacías trampa no te daban tantos tickets.
¡PERO NO!
Neverland es el purgatorio,
el lugar donde los burócratas tienen oficinas ostentosas para albergar sus enormes culos sedentarios.
¿Cómo que no puedo cambiar este montón de buenas acciones?
¿Cómo que ya cerraste la caja?
¿Por qué no me avisaste antes?
Explicame: ¿qué le voy a decir a todos aquellos que me vean volver?
¿Vos sos consciente de que todos van a flipar?

(…)

Estos edificios están tan cerca de Dios,
como del mismísimo diablo.
Cielo e infierno, dos cosas trabajando a la vez.
Lo primero: un trámite, el segundo... la cola que tenés que hacer para conseguirlo.
Me la juego que los enviados del diablo son las viejas de mierda.
Contrarias al Dios Estado, adoradoras de las dictaduras y de hablar con desconocidos...
expliqueme señora, ¿su madre no le dijo que con extraños no se habla? ¿Que eso es pecado?
Los ángeles no son mucho mejor,
son los que están tras la ventanilla del trámite.
Son los que recién te dijeron que no podés canjear ese montón de tickets porque: es tarde, volvé mañana.
Lo peor es que te vas, a esa nada que es tu vida y cuando llegás al otro día
y superas esas señoras tan paquetas como conchudas
descubrís que la porción de cielo que te ganaste con 55 buenas acciones
es un anotador del Sapo Pepe.
Y en ese momento,
en ese preciso instante,
comprendés que, al igual que los burocratas
y los rascacielos,
el cielo es otra mera construcción capitalista

10.2.13

Paprika


Constante cansancio,
mirada perdida,
tristeza profunda.
Un rabo que no para de moverse,
es como si tu cuerpo y tus ojos no dijeran lo mismo.
Eso pensaba antes,
hasta que comprendí
que tus ojos dicen: me separaron de mis padres
y me trajeron a un lugar que no conozco,
pero ¿qué más da? Si fui recibida con amor incondicional.

(...)

“Los perros van afuera” solía decir mamá,
pero Páprika nunca fue una perra
siempre fue la hermana que nunca me pudieron dar
y la que más esperé.
Hoy 11 años después, tenemos que, casi por primera vez,
pisar el veterinario
para escuchar la noticia que a nadie le debe gustar dar...
no es fulminante, ni determinante es un:
este perro ha vivido más de lo que se vive normalmente.
Te miro
y estás ahí otra vez
con la mirada triste pero la sonrisa de: le gané a todos los tumores y las parálisis.
De: me cago soberanamente en las estadísticas,
los de mi raza viven 8 años y yo ya llevo 11 a cuestas.
Páprika,
condimento picante. Condimento de amor.

26.1.13

Francisco


1

Metés la mano en el bolsillo
buscando eso que reside dentro
esperando que del otro lado
te agarren fuerte y te digan
que vas bien/
no estás solo/
te quiero (tal vez).
Como un niño que mete la mano
en el bolsillo de los padres,
buscando un cálido refugio.
Cuando pequeña, recuerdo,
mi papá tenía una campera llena de bolsillos
(la gran campera zoológico)
Dentro de cada compartimento se escondía un animal
esperando ser buscado para dar calma.
Si olvidaba algo metía la mano en la casa de los elefantes,
ellos todo lo saben.
Cuando hacía frío metía mi mano a dormir con los osos
o entre la melena de los leones.
Pero en el bolsillo de los peces nunca metía la mano con firmeza,
es que ellos son frágiles.
Fáciles de lastimar y olvidar.

2

Te mordés el labio,
tapás la boca.
Medís, cada movimiento. Cada palabra.
Deja tranquilo esos labios,
permitite que la dulzura y la furia se escapen y te dejen vacío.
Pleno.
Vamos, gritá conmigo:
voy a nadar todos los ríos,
todos los mares.
Voy a bucear lo más profundo de los océanos.

3

Me mirás fijo,
esperando que yo también deje de morderme el labio.
Los dos tenemos esa manía por la palabra controlada...
me distiendo,
tenés la mirada del océano profundo.
Una suerte de peligro y misterio.
Valiente aquel que bucee tu alma

1, 2, 3

Seguís mordiendo tu labio,
juzgando,
apretando aquello en tu bolsillo.
No lo agarres tan fuerte,
no me agarres tan fuerte
solo soy un simple pez
(escurridizo)
puedo escaparme entre tus dedos,
mientras intentas agarrarme con firmeza,
e irme a nadar a otros bolsillos,
puedo, quizás, desaparecer.
1, 2, 3 todo otra vez:
los peces somos frágiles.
Fáciles de lastimar y olvidar.
1, 2, 3.

Ovillo


Nací de los sueños que mis padres tejieron.
Soy la bufanda más linda para ellos,
para mi soy el pullover que más pica...
ese que es imposible de llevar,
pero sabes que pese a todo nunca lo vas a tirar.
Soy los escarpines preferidos de la abuela.
Soy la lana que se enreda entre tus dedos
mientras intentas hacerla ovillo,
es que acaso todavía no te diste cuenta que las cosas ordenadas no son para mi?
Soy el ovillo con el que juegan mis gatos.
Sueño con ser, la frazada que abrigue al que lo necesite
o el poncho ridículo que te compraste en el norte porque te olvidaste la campera...
algo así como: un objeto indispensable solo para el tiempo que dura el viaje.
El día de mañana voy a ser un conjunto de saquitos amarillos
con cuellos bote
(nunca entendí esa expresión)
y florcitas bordadas...
todos comidos por las polillas.
Voy a ser alimento de polillas y ya nada va a picar, ni a abrigar.
Ahora todos los sueños tejidos van a volar.

17.1.13

Todos tenemos un monstruo



"El viento arrasa con todo, 
lo que fuimos... 
lo que nunca vamos a ser. 
Antes creábamos historias sinfín, 
ahora escribimos cuentos de una noche
para que los niños tengan buen sueño. 
Pero todos tenemos un monstruo que no nos deja tranquilos. 
El nuestro: la realidad que ninguno asume. 
La ilegalidad."

2.1.13

Solo llueve cuando le llueve a alguien




- Mami, a dónde va la gente cuando muere?
- Al cielo hija, al cielo

Cuando mamá me dijo que los muertos
iban al cielo, yo entendí
que se hacían nubes
y que de vez en vez caían en forma de gotas...
para darnos besos
y abrazarnos.
Por eso las lluvias son tan cálidas.
Hoy, sigo creyendo que:
la gente cuando muere va al cielo,
todo lo que fue se condensa y se vuelve lluvia.
De vez en vez precipitan para recordanos
que morir es mudarse. Es ir mutando,
como todo en la vida es ir cambiando
de lugar y de formas.
Lentamente y sin notarlo,
cada vez son más los que precipitan...
hasta que llegue el día en el cual
todo esto que existe se convierta en tempestad.

1.1.13



(...)

Ya no somos los amantes perfectos,
tampoco esos regulares del '86.
A mi se me adelantó el tiempo, a vos
se te acabaron las pilas.
Manos frías, amores de un día.

(...)



Nico


La muerte es torpe y pedalea conmigo

(…)

Flaco... esquelético, oscuro como la mismísima parca.
Te esquivo entre la gente,
por miedo a la muerte.
Me acorralas con la alegría
de desparramarte ante mis pies.
¿Cómo negarme a alguien que se acerca cayendo?
¿Cómo negarme a un torpe?

(…)

Siempre tuve la teoría de que la gente torpe es buena,
son torpes porque la bondad les desborda,
los hace resbalarse
y caer.

Les pesa el amor.

Vos decís que sos malo,
que te comes el mundo...
pero con mostrar los dientes
no vas a poder ni pellizcar un pedacito de tierra.

(…)

Si realmente fueras la muerte,
no presentaría queja
frente al abrazo final.