2.6.14

Mi geografía

1.
Tengo piel color té con leche y encías de no tomo cosas calientes. El helado me duele en un lugar atrás de los ojos, el mismo donde me duelen el sol y el llanto.
Placer y dolor habitando un mismo territorio. Mi cara. Se parte en dos y todo convive allí.
De este lado el helado se clava en la sien, se asienta en ese lugar que queda un poco más allá de lo que puedo ver. De este lado mi boca mueve años de mala suerte para levantarse. Vine a este mundo con la boca para abajo, quejándome desde las entrañas maternas.
Si me ves bien vas a notar que pareciera que voy a caer. ¡Ves! Tengo la cara inclinada, tengo la boca cuesta arriba. Tengo que escalar montañas a cada verso, a cada beso. Y yo no soy muy aventurera que digamos, cada paso que doy es inseguro.
El trekking no se lleva bien conmigo, mis senderos son sinuosos y a la mayoría los desconozco.
2.
Por las mañanas mi melena es el impenetrable, todos los días mi mente es una selva imposible de caminar. Hay que andar machete en mano, aniquilando todas las voces que resuenan. Espesos reproches son parte de mi paisaje. Una tierra habitada por predadores nocturnos. Un pasado esperando que me descuide, para atacar. Sus voces resuenan en mi cabeza, caen meteoritos de algún lugar lejano.
sos demasiado apasionada
nada te motiva
no tenés sueños
estás demasiado gorda
tu cuerpo es perfecto, ya basta de decir lo contrario
te gusta demasiado el sexo
sos muy triste
sos muy triste
sos muy triste
En silencio me enciendo. Por las noches mi melena se incendia.
El insomnio es mi cielo y cada estrella es algo que abandoné; un fracaso o algo que dejé escurrir entre mis dedos.
Mis manos son ríos imposibles de navegar. Cada tanto algún valiente arma una balsa y se deja llevar. Pero todo lo que toco lo inundo, lo llevo a lo más profundo y lo hago desaparecer.
El resto de mi cuerpo, la llanura pampeana. Esa tierra invadida, apropiada y explotada. Un basto pastizal, pertenencia de pocos alimento de muchos.
Nadie se enriquece con esto que soy.
3.
qué soy.
Algunas veces lamadredetushijos
laabueladetusnietos,
lacasaqueconstruímos,
todoloquesoñamos,
mipielencendida,
tusonrisaacadahora,
elmejorlugarparaperderse
pero todos los días no soy más que un instante, a veces un agujero negro que todo lo absorbe. Otras…

SLM GG

Al guachito le faltaban unos dientes, pero le sobraba convicción. Lo agarró del brazo y le gritó: te juro por San la Muerte y el Gauchito Gil de Corrientes: SI CRUZÁS AHORA TE VAN A MATAR. PIBE, BANCÁ.
Corrientes y 9 de Julio. Semáforo en verde para Corrientes, las probabilidades de morir eran altas, posta.
“Guacho soltame, dejame que la busque” y el otro no paraba de repetir: te va a caer la furia de la calle loco, bancá no la corras ahora. Pelearon un toque, cuando el semáforo se puso en rojo el guacho sabio soltó al pibe y este le preguntó: para qué me dijiste todo esto?
Corta la bocha: si te soltaba ibas a salir corriendo, ni el miedo de los santos te paró. Esa mina te iba a matar, otra vez. El pibito se re calentó: no ves que ahora tengo que correr más fuerte? No ves que ella es lo que hace que me mueva? Guacho, yo por ella dejo lo que sea. La vida en Corrientes si es necesario. Yo quiero pedirle matrimonio y que se de cuenta que lo mío va serio.
Momento dramático, el sin dientes comienza a brillar (creo que se eleva un toque del suelo). Yo no puedo dejar de mirarlos, nadie puede dejar de mirarlos. Se formó un círculo a su alrededor: Pibe, el título no le da seriedad al asunto, el amor no es un papel firmado y un nombre. El sentimiento, la confianza y la complicidad son el amor. Ella te quiere? O quiere que la gente los vea quererse? El querer es algo íntimo,  pibe.
GUACHO LA CONCHA DE TU MADRE, gritamos varios de los espectadores. GUACHO, POR QUÉ YO TAMBIÉN TENGO QUE COMERME EL GARRÓN?!
Pausa.
Nos quedamos espectantes, como esperando que de su boca salga algo. Como queriendo hacer desaparecer sus últimas palabras. Pero no, ya lo había dicho todo.
Pla, nos iluminamos. El pibe se ilumina, grita que la ama. Todos gritamos el nombre de alguien, las viejas lloran, los perros ladran (porque eso es lo que los perros hacen). Porque en los momentos epifánicos de la vida todos nos volvemos un poco basales y solamente hacemos lo que nacimos para hacer. Lloramos, gritamos, nos lamentamos. Salimos corriendo tras alguien sin darnos cuenta de que ese está corriendo lejos de nosotros. Sin darnos cuenta que ya pasaron como tres semáforos, que se pudo haber subido a cualquier bondi. Quizás tenía algo de guita y se tomó un taxi o se escondió en la boca del subte más cercana o alguna otra boca que encontró mientras escapaba.
Y el guacho vuelve a avisarle al pibe, pero nos interpela a todos. Nos habla a cada uno de nosotros, con nombre y apellido. Con ojos y corazón: vos correla si querés, pero yo te lo juro por San la Muerte y el Gauchito Gil de Corrientes.
Y se acaba ese momento, se rompe el círculo. El pibito sale corriendo tras ese culito perfecto, tras esa sonrisa chueca, tras toda esa ropa flúo. Se guía por el instinto, por el olor. Ya no puede verla a lo lejos, pero se deja llevar por algo más. Y yo de golpe estoy en Chaco; en Resistencia. Caminando por “la Sarmiento”, sudando la gota gorda y veo un cartel inmenso agradeciéndole al Gauchito Gil por todo. El cartel está mal escrito y cada vez que paso tengo que quedarme mirándolo. Porque el cartel está mal escrito y porque si no freno un toque el calor me mata. Pero ahí está el error, uno piensa que tiene que parar porque todo lo está agobiando, pero realmente sentís todo el peso cuando dejás de moverte. Entonces sigo camino. El semáforo está a mi favor y los santos también.  

Dinosaurios

1.
Me gustan los dinosaurios, porque gusta todo lo que está muerto:
los noventa,
mi viejo,
mis amigos,
todas las mascotas que tuve en un tamagochi,
todas las mascotas que tuve en la vida real,
mi pez dorado que se suicidó
mis amigos que fueron peces dorados.
Y no es un vivir en retrospectiva, es más bien un: apreciartodoloquealgunavezestuvo-acá. Haciéndose presente.
Es comprender que el mundo gira siempre sobre su mismo eje, que constantemente estamos caminando sobre nuestros pasos. Yo ya estuve acá antes, intentando decir palabras que todavía no encuentro,
intentando darle un significado a todo esto que vivo,
intentando darme un significado.
Y vos ya estuviste allá, esperando que te diga algo nuevo,
pero todavía no puedo y no es que no lo intente,
vos me ves
mes a mes
girando sobre mi mismo eje.
Quizás nunca evolucione y simplemente termine ahogada en todo el polvo que dejó el meteorito.
Pero hay algo que me impulsa,
algo que me obliga a seguir tecleando.
Mis dedos se desgastan,
pero mi lengua todavía busca las palabras,
en mi cebrero hay un centenar de obreros, leyendo todos los diccionarios
aprendiendo cada idioma.
Buscando eso que quiero explicar.


2.
Cada tanto amanezco detestando lo que soy,
detestando haber nacido en este cuerpo.
Quisiera haber nacido pájaro y poder decir: yo vengo de un dinosaurio.
Pero no, nosotros no aprendimos a volar, aprendimos a escondernos para zafar.
Pero podría haber nacido paloma, y eso es peor que cualquier rata de alcantarilla.
A veces amanezco siendo un poco paloma, llevándome el mundo por delante. Adueñándome de los espacios personales de cada uno. Cada tanto amanezco irrespetuosa,
detestando lo que soy.
Detestando haber nacido con alas que me hacen volar tan alto,
a veces me gustaría estar un poco más acá. Conectada con lo que es de verdad.
Quisiera haber nacido menos soñadora.
Pero por suerte, esos días son los menos.
Cada tanto amanezco no sabiendo quién soy
y esos días son los más.
Por las mañanas un poco pájaro, levantando vuelo.
Por las tardes, dándome la cabeza contra el cielorraso.
Por las noches, escondiéndome entre las sábanas.
En los sueños: mañanas, tardes y noches enteras de ser un pájaro.
De ser una cabeza contra el cielorraso,
de ser un rodeor buscando su escondite.

3.
Amo los dinosaurios como amo todo lo que no puedo tocar, como amo todas aquellas cosas que se fueron fosilizando. Que hoy son combustible:
los noventa,
mi viejo,
mis amigos,
todas las mascotas que tuve en un tamagochi,
todas las mascotas que tuve en la vida real,
mi pez dorado que se suicidó
mis amigos que fueron peces dorados.
Y quizás sea vivir en retrospectiva, pero me gusta todo aquello que alguna vez se me fosilizó y hoy me hace seguir. Porque sino, no estaría acá. Porque por eso, estoy acá.