Estábamos hartos
de que nos madrugaran,
siempre, y
nos den facturas recalentadas...
rompimos los esquemas y servimos la
CENA.
Salsa negra, salsa roja.
Algunos la prefirieron medio tibia
y se fueron a comer a otras mesas...
tampoco es que comieron la cena,
simplemente sirvieron sus platos para
adular ser rebeldes.
Hubo quienes disfrazaron sus desayunos
y nos
hicieron creer que eran más cenas...
debemos admitir, que, un poco nos
lastimaron,
pero, sin importar quién se nos
interponga
nosotros seguiremos sirviendo
el plato caliente de sopa de letras,
millones de letras para que cada quien
forme
sus propias palabras.
Y que otros tengan que tragárselas.
El tiempo ha pasado,
los platos han cambiado... pero el
mensaje es el mismo:
no vamos a servirnos, tu comida de
ayer.