Todos los días lo mismo.
Despierto, me quejo sobre eso.
Intento percibir -desde la cama- si los gatos hicieron mucho bardo.
Salgo de la cama. Mi casa se parece a Kosovo o a algún lugar del medio oriente, que fue, severamente bombardeado.
Exploto.
Mi vida es rutinaria, no me cabe ni medo.
Tengo miedo de empezar la facultad y de fracasar.
Tengo miedo, tengo crisis.
Suerte la mía de creer que de las crisis se aprende, no estoy aprendiendo un carajo.
Hoy Naza me mató a cuchillazos, aparentemente no sé morir. Me retó y dijo: ¡Dale! ¡Vos estás muerta! y morir es como dormirse hay que cerrar los ojos y quedarse quieto.
Todos los días lo mismo.
Despierto.